Hace años que tu y yo no hablamos de verdad, así que ahora no sé muy bien como dirigirme a ti. La vida, las circunstancias o simplemente la falta de interés nos separó.
Por alguna extraña razón y de una extraña manera (seguramente porque algo tendremos que aprender el uno del otro) estamos de nuevo frente a frente, aun sin habernos visto.
Todo lo que te estoy escribiendo me gustaría decírtelo delante de una taza de café, como en los viejos tiempos, pero así somos los humanos, con nuestro eterno miedo al rechazo.
Estos aproximadamente 15 años me han convertido en otra persona, aunque la esencia es la misma he crecido mucho a pesar de que sigo midiendo lo mismo.
En el más riguroso presente pienso en ti y me da rabia, mucha. Hay quien leerá esto y pensará que eso no está bien viniendo de una maestra de Reiki que se debe al Amor incondicional, nada más lejos de la realidad, soy una persona, siento y padezco como todo hijo de vecino.
¿Tu sabes lo que es el Reiki? ¿En algún momento de tu vida te has planteado averiguarlo? ¿tienes la madurez suficiente como para enfrentarte a tus miedos y abrir tu corazón y tu mente?
Te contaré lo que es el Reiki para mi…
Hace años cuando tu ya no estabas, la partida de ajedrez que simbolizaba mi vida, me puso en jaque. Las torres se desplomaron, los peones resbalaron, el rey se murió en el derrumbe y los caballos galoparon asustados. (Como bien sabes nunca he sido princesita pero siempre he sido toda una reina) Ahí, en ese punto me sumergí en pantanos oscuros, me revolqué por el fango y hasta caminé por arenas movedizas. Un buen día vi una rama a lo lejos, la agarré, a pesar de estar desfallecida me aferré a ella con todas mis fuerzas (lo que ahoga a el hombre no es la inmersión, sino el tiempo que permanece bajo el agua) y empecé a tirar, cuanto más tiraba más luz veía, más ligera me sentía, hasta que salí. Justo un minuto antes de que el tablero se partiera. Esa rama es el Reiki para mi.
Durante todo el tiempo que duró aquel devastador encuentro con mis ruinas, tuve la gran suerte de contar con grandes profesionales a mi alrededor, desde psicólogos (mi querido Curro), ginecólogos, cirujanos, y un largo etcétera, si, esos que tu tanto admiras; y yo también. En el proceso perdí mucho, incluso físicamente, pero gané una vida y eso no tiene precio. Recuerdo con especial nostalgia haber ido a la iglesia alguna vez, haberme arrodillado viviendo mi rendición, viviendo mi fe. Porque imagino que recordarás que soy cristiana, que soy católica y que creo en Dios, en Jesús y en María, aunque para ello no necesite darme golpes de pecho ni entrar en el postureo que conlleva cierto tipo de relaciones eclesiásticas a las cuales respeto, pero no comparto. De hecho el pasado mes de Septiembre me confirmé y hablando del tema con D. José o Pepe (como a él le gusta que lo llamen), nuestro arcipreste; me di cuenta de que él estaba tan maravillado como yo al respecto. Personas como Pepe son las que hacen que la gente como yo sigamos unidos a esta Santa casa.
Creo que no te he dicho aun que el Reiki no tiene nada que ver ni está reñido con ninguna religión o creencia. Tampoco tiene efectos secundarios para quien lo da o lo recibe, si acaso a lo mejor si que tiene para los que no saben lo que es y se animan a faltarle el respeto o juzgar a quienes lo practicamos. Desafortunadamente a veces el miedo nos vuelve ciegos y sordos, una pena que no nos vuelva también mudos.
Solo añadir que todo esto me ha enseñado a que la única persona RESPONSABLE de mi vida soy YO, que todo lo que me pasa o deja de pasar, todo lo que atraigo o dejo de atraer, es mi responsabilidad, que todos estamos eligiendo constantemente y que nuestras vidas dependen de esas elecciones. Por ello no debemos culpar a nadie ni a nada, se trata simplemente de ser conscientes de nuestros miedos y liberarlos. Crecer y crear, porque un mundo mejor, es posible.
Te regalo esta foto de mi ventana… ¿dónde quieres poner tu atención? ¿en lo bonitas que están las gotas de lluvia en el cristal o en lo nublado que está el fondo?
Con cariño:
Isabel.
Pdt. Espero ese café.